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Halcones en Carreras de Calle


lunes, 21 de septiembre de 2009

Mi Primer Maratón

por Tortu



Decidí escribir luego de poner mis pensamientos claros, ya que durante los últimos días y principalmente el domingo de la carrera, los mismos fueron bombardeados por un sinfín de sensaciones totalmente nuevas para mí.-



Tortu en medio de una bandada de Halcones, luciendo el 347



Hace tan solo tres años, la idea loca de mi amigo Lucho quien siempre ha estado en las buenas y las malas, me propuso de hacer un poco de actividad para bajar la panza y esto me llevo a algo impensable en aquel momento; correr mi primera maratón.



Indudablemente mi primer gran desafio fue la Nike del 2007, donde sentí un cúmulo de sensaciones desde el momento que me encontré rodeado de tantos y tan diferentes corredores y sonó la corneta de la largada. La llegada, la medalla y la euforia de sentirme cumplido, me motivaron a anotarme en cuanta carrera surgía y a medida que bajaba los tiempos, me fui encontrando mejor y más carreras quería.



En el 2008 me impuse el desafío de correr algo más y surgieron en Atlántida mis primeros 16. Me sentí cansado pero cómodo con mi cuerpo. Allí descubrí que nuestra mente siempre esta sobre nosotros, ya que cuando pase los primeros trece, que era lo máximo que había corrido, la carrera se me hizo más difícil. De allí en más sabía que si superaba esa barrera mental superaría mayores kilometrajes.



Luego comenzaron los viajes con Lucho a Florida, dos San Fernando, dos San Antonio y todas con un grupo de corredores llamados los Halcones, que al menos yo que lo veía de afuera me daba una sana envidia poder algún dia integrarlo.



Soy un convencido que todo se da en la vida de manera natural, en determinadas situaciones no se puede presionar, y lo que anhelaba se dio y pasé a formar parte de HALCONES. Un gran grupo de amigos que nos hemos llegado a conocer y compartir momentos únicos.



Ser Halcón es sentirse orgulloso de serlo y de integrar un grupo que te alienta, te apoya y por sobre todo te hace sentir como pieza de una maquina compacta y única.



Debo a halcones y su fuerza haberme decidido a realizar mi primer media en punta, que para mi fue inolvidable ya que me acompaño Gonzalo mi hijo mayor en bici todo el trayecto, así como los últimos metros corrieron a mi lado Nicolas y Rossina los dos más chicos, que con los gritos bullangueros de todo el equipo, pasé la meta para abrazarme con Fer mi señora quien siempre estuvo para apoyarme como mi amiga y compañera en mis locuras. En aquel momento me
acuerdo que Trukero me dijo que estaba para la maratón, a lo que solamente sonreí y me dije interiormente esta loco.



El proyecto Cruce de los Andes me maravillo desde aquella reunión de equipo y en el momento en que se tiró en la mesa la idea de ir, me puse como meta hacer mi primera maratón como primer paso hacia ese objetivo.



Conocidos me tildaron de que estaba loco, de que no iba a llegar y muchas más, solo con el apoyo de mi familia y del grupo me hicieron sentir que ya nada me detendría. Siempre me dije que lo que uno quiere tiene que luchar para conseguirlo.



Tres meses antes de la fecha señalada para mi primera Maratón, comencé medianamente a prepararme escuchando a los más experientes sus consejos que para quien es amateur son diría que un libro que tenes que consultar.



No me olvido de Dani, Carlitos, Magic, Pollito, Nachito, Truquero, Luis y Anita, todos con visiones y consejos diferentes de mucha ayuda, aunque tal vez lo único que es intransferible es lo que se siente cuando uno cruza la línea de llegada. Algo único y que es imposible trasmitirlo con palabras.



Haciendo una evaluación después de la carrera se que mi preparación fue bastante escasa, ya que a pesar de salir a correr tres veces por semana, alguna de ellas con Lucho, otras con mi hijo Nicolás y las restantes solo, no realice ningún fondo de 30 ni parecido.



Hoy sé que es fundamental hacerlo.



La semana previa de la carrera, no fue para mi muy normal; a los nervios le tuve que sumar temas personales que me impidieron correrla como hubiese deseado. Mi familia no pudo acompañarme y para mi no fue un tema menor. Le agradezco a magic que hablamos el sábado al mediodía y me dijo que me viniera al hotel ese día y no antes de la carrera como había decidido.



Quiero no olvidarme de los mail dándonos fuerza del Loco, de Alvarucho y del Abeja que con sus lesiones no nos pudieron acompañar, de Gabriel, Luis y Carlitos con sus mensajes de texto y de las llamadas del Lucho preocupado de cómo me encontraba para correrla.



El sábado a la tarde me sentía con una ansiedad terrible y a pesar de no demostrarlo, la cena entre todos me provocó una distensión no menor.


A la noche fueron de mucho valor para mí los últimos consejos de Trukero, quien se durmió como un lirón aprovechando su experiencia, cosa que no paso conmigo, ya que me debo haber despertado cien veces.



El desayuno transcurrió entre temores de comer mucho, poco o que nos podría hacer mal, ya que escuche tanto y tan variado que no sabia que sería mejor. Rubito como es él, comió de todo.



Luego las fotos de rigor ante el Hotel y marchamos a la línea de largada. Allí nos encontramos con una eufórica Adriana, Dodi y toda la flia del Fatti y Beto.



Pollito ya se encontraba con nuestra famosa peluca verde e increíblemente en
bicicleta después de la venida desde Mdeo en ella el dia antes. El nerviosismo flotaba en el aire, Jorge, Fatty, Rubito, Gucci, Maria, Beto y yo debutábamos , secundados por la experiencia aunque tambien nerviosa de Ana, Trukero, Dani y Nachito.



Dani nos reunió a todos en un abrazo y con una arenga final y al grito de “nunca un Halcón abandono” secundado por gritos de aliento y abrazos nos hicieron salir cargados de toda la energía.



Yo desde que salí me pegué a Anita al igual que Maria, Gucci y Jorge el “flaco” Dovat. El paso fue constante y Gucci quien se encontraba más confiado con su paso se nos despegó luego de algunos kilómetros.

Anteriormente a esto Rubito, Fatty, Beto , Nachito y Trukero picaron en punta
y les perdimos de vista.

El primer puesto de hidratación, el kilometraje exacto para mandarnos el primer gel, el paso constante llevado impecable por Anita hacia que mi cuerpo marchara como un reloj. Me sentía increíblemente bien en todo sentido.


En el kilómetro 13 y medio al llegar al puente de la barra vimos a Adriana y Carina en las bici quienes nos saludaban y alentaban al grito de ¡¡¡Halcones, Halcones!!!



Nos cruzamos con nuestros compañeros que venían adelante y fue lindo darnos fuerza mutuamente lo que me dio un aire suplementario y seguí a un paso constante hasta el Km. 18 después del puesto de las frutas donde tuve que pasar por los arbustos a realizar una parada que no podía mandar a nadie.


Como me costo alcanzar al grupo, allí me encontré con Romerito de los Rojos quien traía montado todo un dispositivo de audio con parlantes incluidos. El paso para llegar a nuestra pacers fue mucho más largo, lo que para mí creo que fue un gran error, ya que deje el paso constante con el cual venia.



Por el 21 y con un tiempo de 2.04 decidí arreglarme el calzado, ya que por atarme demasiado los cordones me estaban haciendo una ampolla sobre el empeine y venia ya durante varios kilómetros con una molestia importante. Mi error fue parar en seco y agacharme, sentí enseguida un tirón seguido por un calambre en la pierna izquierda que me tiro al piso y no me dejaba mover. Fue una sensación muy fea, ya que pensé enseguida que se me terminaba la
carrera.



Estire un poco y decidí caminar rengueando, lo cual me agradezco a mi mismo, ya que después de aproximadamente 2 kilómetros empecé a correr sintiendo que las piernas otra vez me respondían, no sin dolor. Estoy seguro que lo que me salvo fue que nunca pensé en abandonar.



De la nada apareció Carina en la bici y me asistió con un analgésico y algo de agua, a lo que le pedí que siguiera adelante.



Como el agua no fue mucha el analgésico me quedo atracado en la garganta a lo que tuve la mala idea de bajarlo con gel y no es menor el detalle (sabor tutti fruti y banana), como se imaginaran mi boca era una melaza, pero me salvaron para bajar todo esto unas pasas de uva que llevaba en el bolsillo. Realmente toda una experiencia.



Al levantar la cabeza Adriana con sus ganas y sus gritos contagiosos me cargaron de nuevas baterías y de agua, fundamental para mi experiencia anterior. Pasando el 24 vi. la camio de Magic y el griterío de ¡¡¡¡ Tortu Tortu !!!! , ¡¡¡¡dale que se puede !!!!. Allí sentí nuevamente lo que es pertenecer a un EQUIPO



Del 25 en adelante mi carrera no era con mi mente, sino con el dolor de la pierna y se me tradujo en correr 2 y caminar 1. De la cabeza me encontraba perfecto y no sentía ahogo ni ningún otro tipo de dolores.



Es de destacar la buena onda de todos los puestos de hidratación que te daban fuerza siempre agitando las banderas y dándote para adelante. No me olvido de las Saladas, los Rojos, la gente del Olimpia. Todos me ayudaron para que los Km. se hicieran más cortos.


Por el 27 me tome el gusto de aferrarme a mis afectos y una llamada que hice por el celu me los trajo a mi lado ya que hablé con mi familia y sentí que estaban conmigo.



Cada Kilómetro que avanzaba me decía a mi mismo (te falta menos, ya estas llegando). Sentía un poco de impotencia, ya que me sentía muy bien y así se lo decía a Adriana quien estuvo a mi lado apoyándome como mi Pepe Grillo o mi conciencia , lo que me dolía era la pierna.



Creo que los Km. más difíciles fueron del 34 al 37, tan fáciles de escribir, pero tan complicados hacerlos rengueando.



Ya en la entrada de Maldonado, me cruce con un Supersónico, quien me contaba que esa era su 14 maratón y que todas eran diferentes, ya que venia bastante pasado en sus tiempos; me dije entonces no voy tan mal.



Llegando al 38 me quise pegar al pacer de los 4.30 y corrí junto a el hasta el 39, pero de nuevo el dolor me dejo parado o lo que pensé que faltando tan poco no valía la pena arriesgarlo todo.



Luego el repecho final y al finalizarlo apareció Magic como acompañante a lo que otra vez recibí una inyección de energía. Quedaban dos kilómetros y 196 metros que no voy a olvidar así nomás.



Al aliento constante se fueron sumando los gritos de ¡¡¡¡Tortu Tortu !!!!, los pensamientos de las personas que quiero y los metros que faltabas se sucedían y mezclaban en mi cabeza.


La recta que terminaba en una cinta, luego a la derecha 50 metros, luego a la izquierda otros 30 y la recta final viendo el arco de llegada. A mi izquierda veía una mancha verde que gritaba y alentaba moviendo brazos y banderas. Esa mancha verde que se iba transformando en rostros visibles quienes fueron el motor de apoyo para que me embarcara en esta locura. Un grupo impresionante con todas las letras al que uno se siente orgulloso de pertenecer. En esa mancha verde aparecían en mi cabeza también rostros de compañeros que no estaban en presencia, pero si en mis pensamientos.



Gucci me tiró la bandera uruguaya y ya no quedaba nada, diez metros, cinco, dos, nada.



En el momento que pase el arco me sentí contento y triste al mismo tiempo, ya que me invadió la angustia de no ver a Rossina, Nicolás, Gonza y Fer, quienes sin la fuerza y sin su paciencia no hubiese llegado.



En ese momento pensé también “en la próxima estarán” Así soy yo, el maratón me reafirmo algo que yo ya sentía y hoy lo creo más que nada y es que para sentirme realizado plenamente necesito de mis afectos por sobre todas las cosas.



Con mi corazón agradezco a todas las personas que me posibilitaron sentir algo único, con su apoyo, amistad, fuerza, cariño y amor. Esta meta esta cumplida, vaya a saber Dios cual será la próxima.

sábado, 12 de septiembre de 2009

42K Punta del este Race Report: Nuevo PR de Trukero

El reloj sobre la camioneta no deja lugar a engaño:
Bajar las 3hs 17' será desde ahora la nueva meta de Diego "Mr T" Vilardo



Todo reinicio tras la ½ M de Pta del Este (allá por Mayo/ Junio) cuando tras un paráte de un año (durante 2008 solo corrí 10k y nada de fondo) cuando me propuse iniciar el plan de entrenamiento de amigo Hal Higdon para poder correr mi quinta maratón.

Ahí comenzamos con los fonditos, sumando kilómetros, pasadas largas, participando en todas (por ahora 0 falla) en el campeonato de la AAU y mas que nada dándole calidad a los entrenamientos (intercambiando tempos, entrenamientos a paso de maratón y mas pasadas)

La previa se vivió muy intensamente tanto en lo personal como en lo grupal (teníamos 7 Halcones debutantes en la distancia reina) y en lo personal ya que mi objetivo era bajar mi PR que era de 3h 24’ ....mas tarde y tras la mejora en 10k mi objetivo fue bajar las 3h 20’ y luego se transformo en llegar a las 3h 15’.

Llego la fecha ansiada y llego el momento de levantarse a las 5:30 (y me dormí a las 12 recién). Tras compartir la habitación con el Tortu (que experiencia!) hicimos todos los deberes y cábalas mañaneras y allá bajamos a desayunar con el resto de los Halcones.

Ansias y mas ansias para llegar al punto de partida aprox. 40’ antes del comienzo. En el ínterin, muchas bromas, fotos, rrpp con todos los conocidos, unos 300 mts de calentamiento, pichicito previo y faltando aprox. 5’, a alistarse en el montón de la largada.

Arenga final con equipo completo, frase celebre de el Cañero “Nunca un Halcón abandono una carrera” y ahí, todos temblamos y esa frase que equivalió a un “libertad o muerte”, fue clave para que a todos (y me imagino que hasta a él mismo) se le pusiera la piel de gallina.

En cuestión de minutos largan los dos brazucas en sillas de ruedas y al minuto se sigue escuchando a Edgardo que no quería largar el micrófono y finalmente nos da la largada y SIII, comenzó la Maratón!

Salí adelante porque estaba ubicado con los punteros ( me colé para hacerle alguna broma a los conocidos y ahí me quede) y allá me llevaron volando las primeras cuadras. Suerte que no mire el reloj a la salida porque sino me asustaba del ritmo. Antes del 1er km (seguíamos dando una y otra vuelta dentro de Maldonado) miro el crono y marca 4’12’’ y digo “la flauta!, este no es el paso de M previsto” e intento bajar, pero claro, el engaño clásico de la “sensación maratonistica” me llevo a pensar “sigo que puedo mantener este paso y después voy bajando de a poco”.

Km 2 y pico y me cruzo con el amigo Carlos Murua (ex-Tacurú), lo saludos, intercambiamos bromas y le digo “a cuanto tenes pensado hacerla”? y me dice “voy a tratar de mantener 4’30’’/ km” MENTIROSO! Ni yo ni él se la creyó, seguimos como a 4’20’’ los kilómetros siguientes hasta que por el km 4 se me arrima el pacer de las 3h 15’ (debería ir a aprox. 4’37’’/ km – estaba muuuuy adelantado) y no solo se me acerca, corre conmigo y todo el pelotón que lo seguía, sino que me pasa y sigue de largo.

Tras los comentarios míos y del resto de la barra (putenadolo) porque iba muy rápido, hizo caso omiso y continuo aprox. a 4’15’’/ km. Lo deje ir al pacer, sigo tranqui a mi paso (aprox. 4’20’’ o 4’25’’/ km) y me iba controlando con mi pulsera-guía que me había hecho con los parciales de los tiempos y venia bien y me sentía bien.

De repente me pasa Pollito en bici y grita “tas sacado Trukeroooo”, el grito no solo me alentó sino que me lleno el pecho de orgullo, me venia sintiendo fuerte y sentía que venia corriendo junto con corredores que no veo frecuentemente en otras carreras...sino que los veo mas adelante siempre. Paso los 10k en 44’ y poquito, bien ahí! seguí así me decía (aunque sabía que era muy difícil mantenerme)

Continuamos camino y empezamos un repecho tras otro en la zona de Rincón del Indio y si bien no eran muy empinados, se hacían sentir. Salimos de las calles empedradas y agarramos la asfaltada (la del Jaguel) y me cruzo con varios corredores que estaban listos en el km 10 y en el km 12 esperando a sus respectivos compañeros para largar algún fondito de entrenamiento. Todos alientan, gritan y tocan bocinas. Yo sigo manteniendo mi paso (4’25’’ y adelantado de mi objetivo) y observando mis compañeros de ruta para mantener las referencias.

Llegamos a la rotonda del puente de La Barra y momento muy emocionante: parlantes, música, mas gritos, mas aplausos, mucha gente, cámaras, nuevamente el Pollito sacando fotos y cuando entro a la rotonda veo pasar en mano contraria a los punteros. Alguien me da agua y aprovecho para “clavarme” (lenguaje maratónico) el primer gel. Miro para delante, bajo la cabeza en el primer repecho y encaro felizmente el segundo con el alivio de la segunda bajada. Seguimos la curva, se armo un despelote bárbaro con quienes iban y quienes volvían ya que algunos iban por la senda equivocada...pego la vuelta y cuando estoy por encarar la primer subida me cruzo con el segundo Halcón (el humilde primero era yo) y era “el Fati” que venia con cara de concentrado pero feliz porque cuando nos cruzamos me sonrió y me hizo un gesto como que venia bien, inmediatamente después me cruzo nuevamente con Pollito y Karina (ambos con cámara en una mano y bici en la otra), saludo, agradezco el apoyo y sigo.

Encaramos hacia la costa pasa el barullo de La Barra, a la derecha estaba el amigo Alpino alentando con su flia a quien saludo y agradezco su presencia y sigo encarando (esta fue una graaan curva) y a medida que giraba me daba cuenta (cosa que en auto nunca lo había notado) que se trataba de un leve repecho como de 300 mts de largo. Sigo encarando, siempre pensando en mantener el ritmo y veo que también tenemos una brisa en contra. Por un lado me refresco pero por otro lado con el correr de los kms ya se sentía la molestia.

Seguimos adelantando y sumando Km. y me acuerdo de la famosa frase “la soledad del corredor de fondo” y eso fue tal cual por allá por el Km. 17 que luego de todo el aliento y ambiente a fiesta que habíamos dejado en La Barra, se sintió la soledad y se incremento mas aun porque ya tenia pocos corredores a mi alrededor.
Seguía manteniendo la referencia de quienes me acompañaban adelante mío (por ej. el pacer adelantado de las 3h 15’ lo tenia a 100 mts adelante y no aflojaba – y su grupete de aprox. 8 seguidores tampoco). Yo miraba el reloj y venia impecable con mis parciales y pensaba que si lograba mantener el paso iba a mejorar la marca esperada...

Me acerco al puesto de hidratación de Ruteros y vaya sorpresa! que aliento! Con micrófono y todo, me llaman por mi nombre, me alientan como nunca, agarro agua medio rápido como puedo y sigo (notar que agarre agua y Gatorade en todos los puestos sin excepción).

Sigo adelante y por allá por el km 20 si no me equivoco nuevo puesto de hidratación y aliento: las Saladas! Me gritan, me alientan y esta vez no por mi nombre sino por mi sobrenombre, miro el crono y veo (tal como en los puestos anteriores) que debido a la motivación generada mejoro el ritmo. El km 20 lo paso en 1h 30’ tal como previsto.

Sigo adelante y paso la ½ M en el tiempo previsto también: 1h 35’. Por ahora venia muy bien y mi mayor preocupación era mantener el ritmo (los famosos 4’30’’/ km).

Sigo adelante y entramos en la Península, me “clavo” el segundo gel y entramos a girar para un lado y para el otro, mas viento de frente cuando de repente, a metros del hotel donde estábamos alojados (Amsterdam, paso chivo porque se lo merecen por la excelente atención recibida) era aprox. cerca del km 24 de la carrera veo a toda la hinchada Halconica (esposas e hijos de los compañeros de ruta) y esta vez si que me emocionan, no los esperaba la verdad y cuando veo a Gaby (esposa de Magic) con su hijo (Matu) en brazos me le voy acercando para chocar “esos 5”, después les choco las manos a los hijos de Rubito, saludo a su sra. y sigo adelante motivado como que recién hubiera arrancado la Maratón.

Seguimos girando en la zona del puertito, muy quebrada esta parte del trayecto y me alcanza Roberto Chávez (Atleta del Prado con quien compartimos la primer experiencia Andina), nos saludamos, alentamos e intentamos seguir juntos pero Roberto venia con un paso mas fuerte que yo y lo dejo ir (termino llegando a la meta 4’ antes que yo...se me fue lejos quien en 10k también anda mejor que yo).

Salimos del puertito y veo de repente a Magic (al otro Capi) con su cámara en mano, me ve y ya me entra a sacar fotos, se agacha y saca alguna mas en forma profesional, cuando lo alcanzo se pone a correr conmigo lo cual a esa alturas de la carrera es mas que motivador. Le agradezco por todo, miro a la derecha y veo otro compañero: el Dodi! Gracias por el apoyo y quiero que compartan esas fotos che!

Sigo adelante manteniendo el paso y nos acercábamos al puesto del km 30 cuando empiezo a pensar “que muro ni muro, acá no hay muro, estoy bien entrenando, si veo algún muro sigo de largo”. A esa altura ya sabia (porque me había memorizado el recorrido) que me quedaban 7 km por la rambla antes de entrar a Maldonado. Llego al puesto de agua del km 30, recibo mucho aliento, agarro agua a dos manos (un vaso me lo tiro arriba, otro lo tomo) y le sigo dando. Miro el crono y veo que el promedio ya no es el mismo (4’40’’/ km ahora) pero también estaba dentro de lo previsto (no dentro de lo deseado) y sabia que acá recién empezaba la maratón! Cruzo el famoso km 32 y sigo olímpico, poca gente corriendo conmigo y veo como de a poco el grupo de seguidores del pacer de 3h 15’ se van quedando, algunos caminan y los paso, otros bajan el paso y también los paso.

Momento muy importante emocionalmente y se viene el puesto del km 35: veo mucha gente y ruido el cual me agrada porque me distrae, me hace sacar varias sonrisas y cuando me acerco veo que eran los amigos de Olimpia. Les agradezco, agarro agua y una botellita de Salus pomelo. De repente quien me da agua es Gaby (la señora del Fati) con la camiseta de Halcones y con sus hijas que me alientan y como si fuera poco Gaby me acompaña aprox. 200 mts corriendo, una fenómena!! Le agradezco mucho por la distracción y motivación recibida y le devuelvo la Salus porque lo único que quería era agua, ya no quería mas nada dulce, estaba asqueado. Nunca tome (si ya se, “clave”, perdón) el tercer gel y lo mantuve en sostenido con el elástico de las calzas como de costumbre.

La brisa tan agradable por momentos por lo refrescante pero que molestaba para afianzar el paso (que excusa me encontré!) continuaba y a esta altura de La Mansa hay muuchos repechitos que a esta altura se sienten. Se aproxima el km 37 y yo sabia que estábamos a punto de girar en cualquier momento, lo unico que esperaba es que cuando nos metiéramos no hubiera algún repechito sorpresa y afortunadamente no lo hubo. Entramos en Maldonado y ya encarando el km 38 veo a varios corredores caminando y entregados, trato de hacerles gestos, de alentarlos con lo que puedo pero ya me quedaba poco aliento y mi promedio seguía bajando (venia aprox. a 4’50’’/km) pero ya no me preocupaba. Mi interés ya era visualizar el tan ansiado arco y ya ni miro el crono ni para saber el tiempo ni el ritmo, ya no interesa nada, que sea lo que sea. Ya hacia varias cuadras que había mucha gente alentando al costado de la calle.

No podía creer cuando veía que dentro de Maldonado seguían existiendo repechos y para colmo el viento que en la rambla tenia de frente, lo seguía sintiendo en contra (seria solo percepción?). Nos arrimamos al km 40 y se viene el repecho mayor, como 3 cuadras de un repecho maldito que costo y mucho, agaché la cabeza y metí y metí, no quedaba otra. A esta altura pensaba “que son 2km?” “es menos que el regenerativo que hiciste ayer Diego, dale!”, trepo el repecho, vienen unas circunvalaciones y se viene el tan ansiado km 41. Apenas lo alcanzamos, un espectador grita de afuera “dale que te quedan 7 cuadras!” ahí dije “no puede ser, si es así estoy del otro lado” ...en realidad faltaba como 1 km y medio y con lo que cuesta a esa altura, solo quienes ya vienen corriendo 40 kms seguidos lo saben.

A lo lejos empiezo a ver los focos del Campus y pienso “ya estoy, ya estoy”, vamos un poco más y cuando veo que estamos a tan solo 2 cuadras veo que me desvían del recorrido para dar una vuelta manzana adicional y creo que es el único momento en la carrera que putié pero todo era para que enganchara la calle de la llegada con una recta de 2 cuadras seguidas. Ultimo giro, me siguen alentando y en la ultima curva noto que me sacan varias fotos (ni se quienes eran) y encaro la recta final con una sonrisa de oreja a oreja.

Trato de mirar el crono a lo lejos pero no alcanzo a leer los números (ya tenía hasta la vista alterada). Disfruto los últimos metros como si fueran los primeros, entro en un túnel de gente que me angosta la calle y me identifican, me gritan, hago el avioncito en los últimos metros y cuando llego al arco doy mi clásica vueltita maratónica (con el riesgo que se que significa) pero al igual que los merenguitos: ya es un clásico!

Cruzo el arco en 3h 17’’, paro mi crono, trato de caminar, casi me caigo, no siento mis piernas, trato de caminar pero me quiero sentar, agarro Gatorade, me lo clavo en 10’’, me dan una bolsa (que importa que tiene adentro, ni la miro!), agarro la medalla y atino a sentarme y a sacarme los championes......SIIIII SE FUE MI 5ta MARATON!! ”ya está” pensaba, “ya está”, después des tantos meses de entrenamiento: objetivo cumplido: bajé mi PR (no importa si no llegue a las 3h 15’), corrí con gente que siempre miro de atrás y todavía hay un día precioso en Punta del Este. Ahora a esperar a los compañeros!

martes, 25 de agosto de 2009

Así vio Rubito la Etapa del Cerro:




"En la mañana del domingo 23 de agosto de 2009, se llevó a cabo una fecha más del campeonato 2009 de la AAU. Se realizó en la populosa barriada del Cerro de Montevideo y llevó el nombre de Angel Leyton, un atleta con una trayectoria muy dilatada a quien personalmente no conocía hasta estos días en que se le realizó un más que merecido homenaje, como debe ser.. en vida!!!




Para los que recién comenzamos en esto de correr es una satisfacción muy grande hacerlo junto a estos excelentes atletas que, por esa humildad propia de los grandes, pasan desapercibidos domingo a domingo. Felicitaciones Angel Leyton !!!!

La mañana se presentó espectacular, lo que nos llevó a darle la razón a las autoridades de la AAU y los capitanes presentes el domingo pasado cuando suspendieron la etapa debido a la copiosa lluvia. Buena cantidad de Halcones se hizo presente en la largada de lo que sin dudas es una carrera distinta, hermosa pero a la vez muy exigente.

Personalmente venía bastante "remendado", con muchos dolores en los tobillos fruto de partidos de fútbol y los fondos para la maratón, pero con el buen trabajo de mi médico deportólogo (Lic. Sebastián Basilio), pude remediar en algo los dolores como para poder largar de la mejor manera posible y, la verdad, me fue bien.

Desde la largada se impuso un buen ritmo, lo que me llevó a sentir el primer tramo en el ida y vuelta por la calle Grecia, pero el aliento de siempre de integrantes del equipo y demás corredores conocidos fue como siempre el factor que te renueva las fuerzas!!! GRACIAS!!

Ya comenzando la subida a la fortaleza por la calle Viacaba se sintió la enorme pendiente y, si bien internamente me tenía fe, no pude pasar más que a cinco corredores.



Ya arriba desenfoqué unos segundos la carrera para dar en un segundo una ojeada a la Bahía y la belleza de su entorno, pero había que estar concentrado, no solo por el esfuerzo, sino para no pisar mal en la bajada que seguramente nos podría llevar a un accidente, y creo que ahí estuvo un poco la fórmula del buen desempeño. Con championes nuevos, la seguridad al pisar era notoria y entonces me largué a buen paso por la bajada.

Después otro ida y vuelta por Grecia....que se sintió mucho!!! pero cuando pensé en aflojar ya se divisaba el arco y con lo último pude llegar en lo que, hasta el momento, fue mi mejor posición en las carreras de la AAU. Finalicé contento y, lo que es más importante, con el físico en buenas condiciones, que es lo mejor para encarar el entrenamiento en la semana.

Nos vemos en la próxima..........espero escribiendo la crónica más importante hasta ahora: LLEGAR EN MI PRIMER MARATÓN !!"

martes, 18 de agosto de 2009

24 Horas Solidarias (o el eterno retorno de lo mismo)

La opción para el primer relato de esta sección es para el incontestablemente número uno de los "Race Reports" latinos. No es Halcón. Ni siquiera es uruguayo, más allá de que, incluyendo en su currículum el Cruce de los Andes, ha corrido maratones hasta en nuestras tierras. Es pionero de esta extravagante rama literaria, al menos en el Río de la Plata. Ernesto Toubes, dicho con el mayor respeto y cariño, siempre fue el antihéroe de toda carrera. Concurrió con el solo afán de completar las 24 horas de Venado Tuerto de "punto"; pero las liebres se confiaron y fue "banca". Revivir esta narrativa de 2004, les demostrará que no hay nada que se propongan que (con un poco de suerte mediante) no puedan alcanzar. Por eso, ¡nunca se rindan!



24 HORAS SOLIDARIAS (O EL ETERNO RETORNO DE LO MISMO)


Por Ernesto Toubes


“También noté, con creciente preocupación, que dentro mío surgía una sensación que los franceses denominan “deja vu” y que consiste en sentir que estamos reviviendo una situación que ya hemos vivido anteriormente…”. Debo advertir al potencial lector que describir el transcurso de 24 horas en la vida de un hombre se presume como una lectura tediosa, máxime si ese hombre se ha pasado esas 24 horas dando vueltas a una plaza.


24 HORAS SOLIDARIAS

Hace cuatro mil millones de años, día más, día menos, que el planeta Tierra orbita en torno al Sol.
No conforme con este ejercicio, también gira sobre su propio eje. Gracias a este movimiento de rotación, la superficie de la Tierra se expone cíclicamente a los rayos solares. Lo ha de hacer para tostarse parejo. El tiempo que demora la Tierra en dar un giro sobre sí misma se denomina día y ha sido parcelado arbitrariamente por el hombre en 24 horas.
Resumiendo y yendo al grano, las 24 Horas Solidarias consistían en acumular la mayor cantidad de vueltas posibles en torno a la plaza San Martín de Venado Tuerto mientras el planeta completaba un giro sobre sí mismo.

El sistema propuesto para la prueba era el de postas o relevos. Al no limitarse el mínimo de participantes por equipo, quedaba abierta la posibilidad de acometer la tarea en solitario.
Incluso hubo dos equipos que se anotaron sin integrante alguno. Desgraciadamente, ninguno de ellos pudo completar siquiera una vuelta.
Cansado de carreras cortas en las que nunca termino de acomodarme, decidí afrontar el desafío.
Fue una desagradable sorpresa comprobar que había otros participantes inscriptos para la modalidad individual. Este contratiempo comprometía seriamente mis chances de lograr una victoria.
La largada fue altamente emotiva. Una vuelta previa con todos los participantes caminando y luego la hora cero. El planeta, indiferente, continuaba girando.
Rápidamente noté que la sinergia producida por los participantes de las postas me hacía ir demasiado rápido.No tardé en ubicarme en el último lugar.

También noté, con creciente preocupación, que dentro mío surgía una sensación que los franceses denominan “deja vu” y que consiste en sentir que estamos reviviendo una situación que ya hemos vivido anteriormente. Esta sensación se repetía cíclicamente, cada vez con mayor nitidez. Pensé en la idea del Eterno Retorno. ¿Estaría inmerso en una situación asimilable? Tras largas cavilaciones descubrí que el deja vu se producía por el hecho de estar dando vueltas a una plaza de poco más de ochocientos metros de perímetro.

A medida que transcurrían las horas comenzaba a desmoronarme sobre mí mismo, como si fuera un edificio implosionando. La espalda encorvada, cabeza gacha, mirada fija en el piso, brazos exánimes a ambos lados del torso, rodillas flexionadas; la viva imagen de un simio. Para ser exactos, la viva imagen de un mandril. Sí, inclusive en su tan peculiar característica. La calza que utilicé debajo de mi pantaloncito de atletismo, para preservar de paspaduras la región de la entrepierna, poseía una robusta costura que había pasado inadvertida a mi análisis sagaz.
Esta costura encajó alevosamente en mi surco interglúteo, produciendo a lo largo de las horas estragos en su delicada epidermis y aún en su dermis.

Si la frase que reza que para obtener una victoria hay que romperse el traste era cierta, yo tenía la victoria asegurada. Me quité la calza luego de más de dieciséis horas de carrera. En su reemplazo me unté vaselina por la zona afectada. La aplicación de este noble lubricante derivado del petróleo exacerbó el ardor.

Volví a colocarme el pantalón corto y reinicié la marcha. El público veía rodar las lágrimas por mis curtidas mejillas y lloraba conmigo. Si había llegado tan lejos mi sacrificio corporal, pretendía una recompensa acorde.
Consulté insistentemente sobre mi posición en la carrera. Para mi asombro, me informaron que, entre los “individuales”, marchaba en primer lugar. Por primera vez en mi vida, luego de más de ciento cincuenta carreras sobre las más variadas distancias, me hallaba al frente de la clasificación.

Las lágrimas de la emoción se mezclaban con las del ardor. Mis adversarios habían hecho largas paradas nocturnas mientras yo, como la persistente tortuga de la fábula, no había cesado de dar vueltas durante las primeras doce horas y había tomado breves descansos en las siguientes seis. Acometía el último cuarto de carrera con una ventaja abismal.

Como contrapartida, mis adversarios descontaban terreno continuamente gracias a su prudente táctica. Luché como nunca; el ardor me recordaba mi deseo de que el sacrificio de mi retaguardia no hubiera sido en vano. El epitelio perdido sería reemplazado por nuevas y lozanas células, pero quien sabe si volvería a disponer en mi vida de otra chance de ganar una carrera.

El aliento del público funcionaba como refrescante bálsamo.
Transcurridas veintidós horas, mi orgullo de mandril estaba a salvo. Paré a descansar durante cuarenta minutos y salí a recorrer los ochenta minutos finales con una indescriptible satisfacción.

Todo transcurrió en inolvidables 24 horas exactas. Escribo estas líneas, aún de pie, varios días después de ocurridos los sucesos.